O fue montaje o estamos jodidos

¿Cuál será la verdad sobre el hecho que ha generado controversia y que tiene que ver con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum?

La verdad únicamente ellos la saben.

Desde nuestra perspectiva, podremos advertir dos escenarios, cualquiera de los dos, graves.
Primero, la posibilidad de un montaje. En el contexto de la 4T, no podemos olvidar las formas de Andrés Manuel López Obrador, que cuando tenía un conflicto nacional, siempre optaba por distraer la atención de la opinión pública, un truco comunicacional antiguo y eficiente que se sigue implementando.

Desde el Plan BOA, ese documento que llegó a Palacio Nacional, donde se desglosaba una estrategia bien definida para golpear al gobierno de AMLO, pasando por la rifa del avión presidencial, la ruptura de relaciones con España por la conquista, fueron algunas de las estrategias que se implementaron por el entonces mandatario nacional para desviar la atención de muchas crisis que tuvo durante su sexenio.
Y es lógico pensar que existe la posibilidad de ser un montaje, debido a que, a escasos cuatro días del lamentable asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, el que la presidenta saliera a caminar de manera fortuita por las calles del centro de la Ciudad de México, y sin más, que un sujeto se le haya acercado y haya podido toquetearla, es realmente increíble.

En alguna ocasión, un exintegrante del Estado Mayor Presidencial compartió la reflexión de que en México se sabían hacer las cosas cuando de seguridad para los mandatarios se trata. No es una cuestión que se tome a la ligera por la gravedad que pueda presentar un atentado al primer mandatario; es por eso que la posibilidad del montaje es viable.

El segundo escenario es que, si realmente las fuerzas de seguridad optaron por retirarle la vigilancia a la presidenta, por más allegados que se quieran ver con el pueblo, es realmente una situación de gravedad, y por lo tanto, estamos jodidos ante una visión tan simplista como el creer que, porque no hay amenazas latentes, no exista el riesgo de agresión. Este escenario es aún más difícil de creer.

Como dicen ellos, el pueblo no es tonto, y existe un cuestionamiento legítimo para entender qué fue lo que realmente sucedió. Y al momento de aclarar estos puntos, y usted, estimado lector, preguntarse esas lógicas cuestiones, la famosa “caja china” sigue siendo infalible al momento de olvidarnos, aunque sea un momento, de los temas de violencia, huachicol y la vinculación del Estado con el crimen organizado.
Como quiera que sea, de momento, estamos jodidos.

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