El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se dirigió al Congreso de Estados Unidos por cuarta vez, donde enfatizó que la confrontación actual no debe interpretarse como un choque de civilizaciones, sino como un enfrentamiento entre la barbarie y la civilización.
En su discurso, Netanyahu instó a Estados Unidos a proveer más armas para acelerar la lucha contra Hamas y prometió que los rehenes israelíes serán liberados en breve.
Netanyahu describió la situación actual como una «encrucijada en la historia», subrayando la necesidad de que Israel y Estados Unidos mantengan su alianza inquebrantable. A pesar de la gravedad de la situación, su intervención fue acompañada por protestas desde su llegada a territorio estadounidense, reflejando el descontento de diversos sectores con su visita.
Durante su intervención, Netanyahu también generó controversia al burlarse de la comunidad LGBTI mientras defendía al pueblo palestino, un comentario que ha sido ampliamente criticado tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
Las reacciones y manifestaciones en las calles continúan, marcando una jornada de intenso debate y movilización social en varias ciudades estadounidenses.
